Tras otros cuatro meses intentando superar las dificultades de dibujar con los exiguos materiales a mi abasto en Camboya empezaban a surgir nuevos tipos de caricatura más acordes a los gustos locales.
Había centrado mi búsqueda en desarrollar una técnica que me facilitara ilustrar libros de viajes. Llevaba desde mi primer viaje a Asia en 2008 tratando de encontrar una forma de dibujar versátil con la que describir la belleza de los contrastes culturales que experimentan las personas cuando se encuentran en lugares remotos por primera vez. No obstante, mi tendencia al fotorrealismo, causada por mi largo período como retratista de la Rambla, me había mantenido perdido y confuso durante estos últimos 10 años, hasta que finalmente empezaba a sentir que la caricatura me estaba dando la clave. Gracias a ella veía que podía aproximarme a la gente lo suficiente como para profundizar en muchos más detalles de su cultura de lo que el mero paisaje o el dibujo realista hasta entonces me habían permitido.