divendres, 8 de novembre del 2013

La Guardia Urbana de Barcelona prohibe a un artista usar más de la mitad de su cerebro

Última caricatura dibujada

Un "retratista" tiene prohibido ofrecer dibujos como este en "La Rambla" de Barcelona
A principios de julio de este año un agente de la Guardia Urbana se dirigía a un retratista de la Rambla de Barcelona con los siguientes términos: “... yo no tengo conocimientos técnicos para distinguir entre un retrato y una caricatura…” y acto seguido le obligaba a retirar todas las muestras rentables de su puesto y le forzaba a poner retratos “como los de sus compañeros” bajo la amenaza de retirarle la licencia.
Este retratista, con una experiencia de 10 años dibujando cómics, otros 5 como caricaturista y 8 como retratista, tuvo que oír cómo el agente le decía que la caricatura no era su disciplina y verse obligado a perder toda la temporada de verano intentando rentabilizar en vano un estilo al gusto del policía. El dibujante tuvo que reprimir más de la mitad de su experiencia porque el trazo a mano alzada del pincel no era del gusto del agente. Mientras tanto, el museo Picasso obtenía récords de visitas con unos carteles de autorretratos totalmente deformados esparcidos por toda la ciudad y una gran estatua de Lichtenstein - conocido por sus interpretaciones del arte del cómic - seguía presidiendo el Port Vell de Barcelona.
¿Qué sentido tienen los museos y los monumentos si no el de recordarnos su mensaje? y ¿de qué sirve recordar ese mensaje si, al final, quien manda siempre es la fuerza de la ignorancia?
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