Serie: Última obra realizada
El retrato y la caricatura son, en esencia,
“Pura Comunicación”. El papel y el pigmento no tienen ningún valor sin el
mensaje que se transmite a través de ellos. De este modo, dibujar a alguien es como
“hablar con alguien”, y ese “alguien” se dirige a un artista u otro en función
del tipo de mensaje o la calidad este le ofrece.
Un retrato, según la definición del
diccionario, es la representación de una persona mediante el dibujo o la
pintura. No obstante, en la Rambla de Barcelona la libre expresión seguía
estando prohibida, de tal modo que el estilo de un retratista debía ceñirse al
concepto de retrato que podía llegar a comprender un cabo de la Guardia Urbana.
Así, este verano, por quinto año consecutivo, yo tenía prohibido “hablar” con
espontaneidad y humor en mi puesto de trabajo y con ello atraer la atención de
aquellas personas que hubieran podido divertirse con mis dibujos. Esta coacción,
los últimos meses, me había causado tanta ansiedad que había enfermado.
Por ese motivo me había visto obligado a
trasladarme a trabajar a un pequeño pueblo de la costa catalana. Allí, mientras
aguardaba la llegada de la temporada alta, dibujaba nuevas muestras en absoluta
libertad con la esperanza de recuperar la plenitud de mis facultades.
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